martes, 21 de julio de 2009

Días de gloria.

Caminar por las palabras de unos u otros no evitan mis pasos, mis pérdidas, las risas de Eva o lo injustificable.
Piensen lo que piensen, soy una imagen de las miserias de todos. Una frustración de muerte que quiere compensar su fracaso, tocando cimas de ascenso mediocre.
Digan lo que digan, se paseen o no por mis circunstancias, sigo durmiendo cada tarde para no ver la luz asesina que entristece a los humillados.
Sigo devorando por no devorarme. Jugando con mil sustancias prohibidas, para no prohibirme.
Sigo vulgar en mi caparazón, elevado a los altares por quién no conoce lo bueno.
Sigo anónimo en lo más profundo de mi teclado, aunque mis palabras impresionen ventanas de casas semiderruidas.
Los días de gloria, no cambian mis párpados dormidos.
Los días de gloria, me hacen seguir siendo el mismo.

sábado, 11 de julio de 2009

Por no tirarlo.

Ni siquiera intenté llegar a tus labios.
Desde mi pequeña percepción de una cima, ni siquiera intenté la luz, ver tu piel en mis manos.
Tan diferentes. Tan iguales. Tan deformada la realidad. Tan real la diferencia. Tan sincero y tan callado, ocultandome a mí mismo tu presencia. Inalcanzable desde mi fondo. Tan diferentes en mis ideas.
Los dos, poetas.
Los dos escuchábamos canciones de olvido, envidiábamos otros astros que viajaban a velocidades inversas.
Los dos tras escudos protectores, no supimos abrir una miserable puerta.
Tú fría, yo insensible. Tú distante, yo cobarde para aspirar a una vida llena de tus flaquezas.
Recuerdos ficticios para una noche llena.

martes, 7 de julio de 2009

Reflejo

Aparentemente frágil, pequeña, casi menuda. Aparentemente aislada en una cúpula protectora a través de la cual se ve tu luz. Entreabierta, dejas aparecer tu reflejo, lo más primario de tu amplia gama de pensamientos.
Esperas silenciosa tras el ruido, caminas pausada tras las prisas, lo intentas y lo alcanzas tras los fracasos. Rozas el arco más extenso de blancos relucientes.
En tu interior, fuerte, grande, casi inabarcable. Inserta en el más real de los mundos, sin perder tu luz, tu reflejo, tu primaria y a la vez profunda gama de blancos relucientes.
Creadora de deseo, hechicera de atracciones invisibles, inadvertida en tus pisadas, invisible para los visionarios de lo visible.
Imposible aspiración separada por los lapsos casi eternos que nos separan. Tan sólo en un remoto quizá, puedas ser parte de una prolongación de mi existencia.