domingo, 29 de marzo de 2009

Esperando

Hace tiempo que los bordes de tus manos no llevan buenos mensajes. Que el principio de tus dedos no tocan sonatas en mi espalda. Que el dibujo de tu alma no perfila mi paisaje.
Hace tiempo, que no paso por el mirador de tus ojos para verme transparente. Que no navego entre tus olas para sentirme aceptado. Que no piso tu suelo para no hacerte daño.
Y a pesar de todo, me faltas.
Me falta tu sentido más profundo, tu secreto más intimo, tu luz de ermitaño.
No pasaba por aquí, por miedo a sentirme sólo. No giraba en la esquina, por no ver el final de la historia. No reconocía tu color, para seguir siempre volando.
Siento la incógnita de tu procedencia, y percibo el enigma de nuestro final. Ya no palpo la suavidad de tus ideas, ni presagio la consumación de nuestra historia. Me falta el aliento para seguir tus pasos en la desorientación de mis fantasías.
Y ahora, ya terminando, no te reconozco en los años que nos han separado. Te desconozco en las expresiones que no llegan. Y sigo esperando.

lunes, 23 de marzo de 2009

Dolor

No me pidas mi dolor, porque no puedo prestar mis raíces.
No me pidas mi dolor, porque mi yo es intransferible.
Ni siquiera quieras compartirlo, es imposible.
El duelo que me penetra, no conoce de partes. No sabe de repartos, ni de justicia, ni de hombres solidarios.
El duelo que me pentra, nunca vivirá en tus brazos, nunca compartirá tu tiempo, ni tu aliento, ni mis muertos.
Quizá llegue el día de la alegría. Quizá llegue un día, en el que las hojas salgan volando. Quizá llegue el día en el que la atrapes, la compartas. Quizá llegue el día en el que irradie, sin rumbo pero con fin. La alegría se presta, se contagia, se bendice. Reúne caminos, reparte virtudes, imparte palabras. Viaja por los hilos, une existencias, teclea sonidos.
No me pidas el dolor que hunde sus raices en los pies que me sostienen. No quieras el dolor que a pesar de todo me mantiene. No me ames tanto como para querer llevar mi pesar.

domingo, 15 de marzo de 2009

Ser.

Sé, que sólo puedo encontrar lo que he puesto, que sólo puedo ser lo que ya he sido, que sólo puedo esperar si espero.
Sé, que detrás del ruido que golpea mi cabeza, claman, como prisioneros eternos, tus ausencias.
Sé, que no respondo, que permanezco oculto tras la apatía. 
Y aun así, espero.
Espero tus palabras y huyo de tus silencios. Espero tus mensajes y huyo de los ceros. Espero que todo cuadre y acabe en un te quiero.
La soledad no es un mundo, ni siquiera un estado, ni siquiera un momento. La soledad es una vida, un cuerpo, la negación de tu aliento.
Mientras tanto envío botellas vacías para recibir barcos llenos.
Absurda esperanza egoísta, ser, sin serlo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Palabras.

Ya hacía tiempo que no visitabas mis profundidades. Echaba en falta tus devaneos por mi subconsciente, tus palabras prohibidas sacando a la luz lo más oculto, lo más infame.
Estos días he estado muerto, quedaron paralizados mis impulsos vitales. 
Esos lugares que a ti tanto te gustan, pudieron conmigo. Me sepultaron en eternas horas de sueño en las que hasta los sueños quedaron muertos.
Echaba en falta tus inmersiones en mi otro yo, en ese yo que sólo tú sabes sacar a la luz sin pudores. Per estos días he estado muerto. 
Quizá estuviste, sin darme cuenta, viajando por el fango. Quizá estuviste, como un respirador, mantiendo mi cuerpo vegetal mientras dormía. Quizá estuviste ahí, intentando expresar lo inexpresable, lo incomprensible, lo inefable. No me di cuenta.
Necesito flotar un rato. Pero perdona que te deje, la realidad machaca tu presencia, acaba con tus símbolos,  con tus gestos, con tus sonidos. Se impone de nuevo el silencio.
Siento la vuelta a la inapetencia, a la negación, al autoantropófago que se anula a sí mismo y sueña con un segundo de vida.
Echaba en falta tu presencia, pero parece que el tiempo termina. Poco a poco voy quedándome, casi sin darme cuenta, en la negación de me fulmina.

martes, 3 de marzo de 2009

Lo pequeño.

Sueño con gigantes, con multitudes, con masas, con millones. Añoro monumentos y planetas, proezas y emperadores. Imagino alfombras rojas, números uno y eminentes personajes.
Mientras tanto, no veo tus pasos junto a los míos, tu espera cuando duermo, ni tus silencios cuando hablo. Me he perdido tu paciencia, tu soledad, tu llanto. Tus pequeños gestos, tus pequeñas esperanzas, la añoranza de un beso.
Es todo tan pequeño, tan contradictorio encontrar lo grande escondido en lo minúsculo. Tan difícil no acostumbrarse a lo cotidiano, tan fácil perderse en un segundo.

domingo, 1 de marzo de 2009

Tarde

Tarde, muy tarde.
Tarde para encontrar la causa. Tarde para volver al principio. Tarde para buscar los errores. Tarde para saber, en dónde dejé el camino.
Me equivoqué y no sé cuando. Me perdí y no hay motivo. Te olvidaría para siempre -si pudiera volver- en lugar de haberme ido.
Encontré algunos tiempos en un cuaderno perdido. Vi allí mis juegos, mis llantos, mis soledades y mis amigos. 
Vi la vida puesta, en la masa muerta de un libro. Sólo quedaba eso. Yo, desaparecido.
Ahora oigo tus gritos, tus desplantes, tus reproches... me arrepiento de haberte tenido. Si pudiera volver, volvería. Si pudiera olvidar, no dudaría. Si pudiera quedarme sólo...
Contra la opinión dominante, contra el borrego del rebaño, contra el miedo a reconocer lo evidente, contra lo políticamente correcto, contra lo irremediable, contra vivir lo que estoy viviendo.
Ahora vendrás como si nada. Con tus órdenes y tu cabeza alta. Me exigirás cada segundo y me culparás de tus andanzas. 
Tarde para volver al cruce en el que te elegí, tarde para volver al cruce en el que perdí mi destino. Tarde para comenzar nada nuevo, atado a tu despotismo. Tarde para hacerme el valiente, sin saber en dónde agarrar el hilo. Ese hilo que me muestre, por dónde está el mejor camino.