martes, 30 de junio de 2009

Sueños.

Los sueños imponen la inevitable caida de párpados involuntarios.
Trasladan tu yo a un lugar incognoscible, invisitable, indemostrable. Lo trasladan a recónditos lugares camuflados e invisibles, lugares sólo visitables desde la posición más cercana a la muerte.
¿Será lo incoherente, lo imprevisible, lo implaneable; la verdad?
¿Nos llevará la muerte al lugar más cierto?
¿O sólo un yo perdido y engañado será capaz de alcanzar las contradicciones contradictorias?
Los sueños burlan la vigilancia de nuestro valor, recortan por lugares cifrados los miedos que aplastan la realidad. Falsa realidad reconstruida y reconvertida a base de residuos recompuestos por nuestra parte más cobarde.
Laberintos eclécticos de pasado y futuro, de penas y alegrias, de verdad y deseos, de posibles e imposibles. Laberintos intraducibles de imágenes y ruidos, de principios inacabados, de finales sin comienzo, de luces sin sombras; de miedos, de huidas, de recurrentes imágenes ficticias.
¿Estaré yo detrás de tanto cosmos implosivo?

miércoles, 17 de junio de 2009

Paréntesis.

Qué breves son los paréntesis que abren tus notas en mi discurso.
Qué fugaces son las melodías asonantes de tus gestos ante mis sentidos.
Tan breves, que antes de levantar acta de su ser, ya se han desvanecido.
Tan efímeros, que antes de acabar su estribillo el comienzo ya se ha perdido.
Qué contundente es el signo que cierra el paréntesis, no deja -como la admiración-, una pequeña esperanza para el escape. No deja -como el interrogante-, un resquicio para la confianza.
Paréntesis que cierra el camino, que cubre los flancos, para que las vidas vuelvan siempre a su sitio.
Quise escribirte desde mi paréntesis, desde las gamas primarias que daban sonido al bullicio. Quise dirigirte mis esperanzas, volver a nuestras llamas; colgar de tus manos mi único romance en un siglo.
Pero implacable, se cerró el paréntesis; antes de acercarme al teclado, antes de pensar mis sueños, antes de comprender un presente que siempre quedó confundido.
Inevitablemente fuera del lujo y del derecho, expulsado por un maldito signo de impenetrable cierre, muevo mis dedos tortuosos por las letras malditas, proscritas involuntarias de no sé qué tortuosos cambios; esperando, como una luna decreciente, que vuelva a abrirse el signo.

martes, 9 de junio de 2009

Color.

Las palabras rojas, traen la luz a nuestro vínculo. Renuevan la generosidad de nuestra conexión y reviven los nexos que nos unen.
Los sentimientos azules, nos viven la paz translúcida y pulida que refleja nuestra fusión.
Nuestros pesamientos verdes, hacen surgir la vida perdida en otro tiempo, renuevan la esperanza, nos pintan ataduras que ya no existen y las convierten en manos voluntarias.
Nuestra historia gris, se convierte en blanca cuando apareces sentada en mi círculo, unida en mi espacio vital a un deseo satisfecho.
Los razonamientos negros, absorven la luz, en su opacidad desaparecen nuestros innecesarios cálculos, esclavizan los pensamientos a un señor de afectos.
La construcción de nuestro mundo multicolor, fue un camino de agua y piedra, de luz translúcida que desvía su rumbo en cada giro, en cada paso, en cada origen. Fue un camino contra la física y la lógica, contra las leyes y la coherencia, contra las predicciones y el destino. Multicolor por momentos, momentos de tonalidad optimista que nos vencen la oscuridad de otros instantes.